Y las dos ríen. Ríen a la vez. Dibujando una sonrisa en sus caras que las hace estar y sentirse mucho más guapas y perfectas. Que las hace, aunque solo sea por un momento, olvidar los problemas, y valorar algo más los pequeños detalles la vida. Mostrándose así como dos adolescentes diferentes, sumidas en una misma risa enloquecida


Pero no es suficiente. No para ella. No para sus sentimientos. Es una persona bastante fuerte y decidida, pero ahora la cabeza no manda, es nada, nada que no existe, y entonces es el corazón el que decide, el que toma soluciones , a veces, negativas. Es algo inevitable.