Y llega de repente, sin importarle el país en el que te encuentras, ni el idioma que hablas. Cuando menos te lo esperas, surge y te lleva por delante, sin que puedas reaccionar. Con él, cambian tus prioridades, y él y yo, se convierte en un nosotros, porque, como alguien dijo alguna vez, si dos personas se quieren, no se miran el uno al otro, miran en la misma dirección .